Hay personas que tardan una eternidad en despertar y dos horas después de haber empezado con su día laboral aún siguen bostezando y sintiendo los ojos pesados. Para que no te sientas dormido toda la mañana, sigue estos sencillos pasos que te harán entrar en tus cinco sentidos antes salir de casa.
Sal de la Cama
El reloj despertador debe sacarte de la cama. No lo coloques en un sitio que puedas alcanzar sin salirte de las cobijas, o caerás en la trampa de los '5 minutitos más' –porque eso generalmente te lleva a quedarte dormido un hora más, y para evitar llegar tarde al trabajo corres y arruinas toda tu mañana. Mejor levántate para desactivar la alarma y prepárate para arrancar tu día.
Abre las cortinas
Corre las cortinas y deja entrar la luz del día a tu habitación –o el ambiente tipo cueva sólo te provocará más sueño– y abre la ventana para sentir el aire fresco en tu rostro. Estos dos estímulos son una gran manera de empezar el día.
Bebe un vaso con agua
Deja un vaso o una botellita de agua en tu habitación desde la noche anterior, para que puedas tomarlo en cuanto abras los ojos. Tu boca se refrescará y el ligero cambio de temperatura corporal te ayudará a salir del letargo.
Estirate
Ya sea que te quedes un rato más en la cama o que ya te prepares para salir de tu habitación, estira y comienza a mover los músculos de tus piernas, brazos y cuello. No querrás meterte a la ducha estando tieso como zombie.
Date un Baño
Para seguir trazando tu buen humor, tienes que disfrutar este momento vigorizante. Sentir el agua caliente en todo tu cuerpo–o fría, si eso te hace sentir bien–, debe ser uno de tus momentos favoritos del día. Por eso elige un jabón, shampoo y esponja que te hagan sentir acariciado y que estimulen tus sentidos. Además, endulza tu ducha con un poco de música. De esta manera harás que tu cerebro trabaje sin comenzar a pensar en tus pendientes del día.
Desayuna
Seguramente has escuchado una y otra vez que el desayuno es el alimento más importante del día. Pues así es, así que no lo eches en saco roto. Siéntate un momento para comerte una rebanada de melón con yogurt, o mastica tranquilamente una manzana.
Esa primera dosis de azúcar le vendrá de maravilla a tu organismo. Si no tienes tiempo de desayunar algo más antes de salir de casa, asegúrate de llevar en tu bolso unas galletas de avena o un puñado de nueces para acompañar y hacer más reconfortante el café que te tomes al llegar a tu oficina.
Aunque todo esto te parezca un gran esfuerzo, ponlo a prueba y verás que vale la pena. Despertar cada mañana no tiene que ser un martirio, porque el día es muy largo como para pasarlo de mal humor.
fuente: huffingtonpost
No hay comentarios.:
Publicar un comentario