sábado, 5 de octubre de 2013

Lifestyle, 22 Habitos para que te decidas a ser Feliz


¿Eres feliz? ¿O eres de las personas que otros dicen que lo tienes todo para ser feliz, pero no te sientes así? ¿No entiendes cómo otros tienen menos y se sienten felices?


Ser feliz es una decisión. Lo dicen los expertos. Entendí el concepto desde que leí “Happy No Matter What” del Dr. Richard Carlson. Luego empecé a estudiar los libros del Dr. Martin Seligman, padre de la psicología positiva y profesor de la Universidad de Pennsylvania, quien estudia la felicidad desde hace más de 30 años. Él concluyó que el 60% de tu felicidad y la mía la determinan la genética y el ambiente, y el otro 40% es nuestra decisión. 

Al Dr. Seligman le sorprendió que la búsqueda de la felicidad no consiste en buscar placer; ese es un beneficio añadido. La felicidad es una sensación de bienestar basada en vivir con significado y propósito.




La gente feliz tiene unos hábitos diarios específicos que tú puedes imitar fácilmente y conseguir esa sensación liviana de alegría, significado y motivación para vivir mejor y motivar a otros.



Rodéate de gente feliz. La alegría es contagiosa. Aléjate de los deprimidos y negativos que te drenan y pasa más tiempo con gente que te levante el ánimo.

Sonríe honestamente, sintiendo realmente esa sonrisa. Cuando tu ánimo no esté bueno, piensa en algo feliz y sonríe. Eso levanta tu nivel de felicidad y te hace más productivo. Fingir la sonrisa como una mueca mientras sientes emociones negativas, empeora tu estado de ánimo y los demás lo notan.

Cultiva la resiliencia o resistencia. Según el psicólogo Peter Kramer, la resiliencia es lo opuesto a la depresión. La gente feliz sabe rebotar y recuperarse del fracaso.

Intenta ser feliz. Tratar deliberadamente de ser feliz aumenta tu bienestar emocional.

Cobra consciencia de lo bueno que hay en tu vida; cuenta tus bendiciones. Es importante celebrar los logros grandes que te ha costado gran esfuerzo realizar, pero la gente feliz también celebra las victorias pequeñas.

Aprecia los placeres simples. La gente feliz se disfruta cada segundo de comerse un helado…tomar un café…sentir la brisa fresca del mar…el momento de felicidad de un amigo…las travesuras inocentes de un niño y otras situaciones simples, pero lindas de la vida. Se toman tiempo para apreciar esos placeres simples que llegan solos.


Expresa gratitud por todo lo que haces y recibes. Este hábito trae una sensación interior de alegría.

Haz algo por alguien. La gente positiva hace algo bueno por alguien en cualquier momento del día y ese bien les regresa. Los que ayudan a otros tienen mejor salud física y menos depresión.

Date permiso para perder la noción del tiempo. Cuando estás inmerso en una actividad que te gusta, te reta, te vigoriza y tiene significado, las horas vuelan sin darte cuenta y te sientes fluyendo y flotando. La gente feliz busca esa sensación en las actividades que disfruta.

Atrévete a cambiar las conversaciones triviales por conversaciones profundas. Sentarse a conversar profundamente sobre lo que te hace feliz es una práctica importantísima para sentirte satisfecha sobre tu vida. Ten el valor de ser tú y de expresar tus sentimientos y pensamientos.

Gasta dinero en otra gente. Esto tiene un impacto más directo en la felicidad que gastar dinero en uno mismo. ¿Cómo te sientes cuando le compras a una amiga algo que sabes que necesitaba?

Hazte el propósito de escuchar. Cuando decides escuchar a los demás, les demuestras confianza y respeto. Saber escuchar es una destreza que fortalece las relaciones y te hace sentir que tu presencia sirve un propósito.

Conéctate personalmente. Podemos vernos y hablarnos por medios electrónicos. Sin embargo, invertir dinero y tiempo en visitar para abrazar y hablar personalmente no tiene sustituto en tu bienestar y el del prójimo. El sentido de pertenencia solamente se nutre de la interacción personal, que además reduce los sentimientos de ansiedad.

Mira el lado positivo de todo. El optimismo ofrece abundantes beneficios de salud como menos estrés, mayor tolerancia al dolor y mayor longevidad a quienes sufren del corazón.

Escucha música armonizadora. La música es tan poderosa que puede igualar los efectos reductores de ansiedad de la terapia de masajes.


Desconéctate de vez en cuando. Medita o desconéctate de todo lo electrónico. Hablar por el celular aumenta el estrés y la presión arterial. Demasiado tiempo en la computadora produce depresión y fatiga. Cuando te desintoxicas de todo esto, el cerebro se recupera y aumenta tu resiliencia.

Desarrolla tu vida espiritual. Las experiencias espirituales y trascendentales tienen un efecto restaurador, positivo y sanador, especialmente si son parte de tu vida diaria, semanal o de tus ciclos de vida.

Haz del ejercicio una prioridad. El ejercicio estimula endorfinas y las endorfinas te causan felicidad. Sientes tu cuerpo mejor aunque no reduzcas de peso.


Sal fuera de las paredes. Toma aire fresco; el contacto con el aire y la naturaleza energiza.

Pasa un buen rato sobre tu almohada aún después del sueño. La frase de levantarse por el lado izquierdo o incorrecto de la cama es real. Cuando no duermes bien, te levantas ansiosa, con poca claridad mental y de mal humor. Duerme bien y cuando despiertes, regodéate un ratito y luego levántate.

Ríete a carcajadas, a todo volumen. La risa es la mejor medicina. Una buena carcajada libera los mejores químicos cerebrales que te ayudan a tolerar el dolor y el estrés, controlar el apetito, reducir el colesterol y estimular el sistema inmunológico.

Camina diferente. La gente feliz camina a pasos largos, con la cabeza levantada y moviendo los brazos de un lado a otro, estilo “aquí voy yo”.


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