¿Cansado de pagar todos los meses por una cuota de gimnasio al que luego apenas vas, de ver cómo las calorías que allí quemas no son suficientes para compensar las que comes cada tarde entre pizzas y cervezas? Si tu respuesta es sí, estás de suerte, porque tu falta de voluntad parece haberse convertido, de la noche a la mañana, en una tendencia global.
Olvídate de aspirar a lucir un six-pack, olvídate de horas y horas en el gimnasio en busca del "cuerpo perfecto", porque lo que más cotiza ahora mismo en materia, son los torsos blandos.
El 'dad bod' es un equilibrio agradable entre una panza cervecera y el ejercitarse. Todo empezó hace unas semanas cuando Mackenzie Pearson, una estudiante de la Universidad de Clemson, utilizaba el balcón público de The Odyssey para lanzar su oda costumbrista al 'dad bod'.
Con esa expresión, literalmente escrita como "cuerpo de papi", la joven de 19 años estaba refiriéndose al atractivo que entre las chicas de su edad suscita el hombre joven suficientemente sano pero de cuerpo ligeramente fofo, que no gordo.
"El 'dadbod' es un equilibrio agradable entre una panza cervecera y el ejercitarse", escribe Pearson. El 'dadbod' es ese tipo ' gordiflaco' que dice: "Voy al gimnasio ocasionalmente, pero también bebo generosamente los fines de semana y disfruto de comer ocho porciones de pizza de una sentada".
Hay algo en el cuerpo 'dad bod' que hace que los chicos parezcan más humanos, naturales y atractivos.
El 'dad bod' sería la versión ligeramente desmejorada del hombre que estuvo en forma, su evolución cuando el aspecto corporal pasa a importar menos que disfrutar de los pequeños placeres de la vida, lo que queda del deportista después de ganar alguna que otra blandura por culpa de una vida que se ha vuelto demasiado sedentaria…
Desde un punto de vista puramente estético, ha llegado el momento de los cuerpos que no parecen sobretonificados sino vividos
El texto de Pearson es un canto a la naturalidad corporal elevada a la categoría de moda. Un piropo de 500 palabras al hombre común que no está ni obeso ni demasiado delgado ni obsesionado con su cuerpo. Ese hombre que no está dispuesto a ser esclavo del gimnasio, ya sea por pereza o por falta de tiempo.
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